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Admiración que la llaman.

La jugada de la hija

El fujimorismo tiene claro que el pragmatismo es lo que toca en esta campaña

Publicado: 2015-12-30

Keiko Fujimori cierra el 2015 (y entra con fuerza a la pre-campaña) despojándose de nombres propios y rostros fuertes del que alguna vez fue el núcleo duro de su agrupación. Los que no llevan el apellido pero sí encarnan (hasta más fuertemente) la identidad del fujimorismo y reivindican tanto las medidas, la corrupción, las atrocidades y al líder ahora preso.

Por ahí he leído que otorgarle maquiavelismo a esta movida es absurdo. Absurdo me parece negar que el cálculo político ha sido bastante más diestro desde el fujimorismo durante los últimos 5 años (cuando menos) que en otras agrupaciones. Absurdo me parece mezclar cálculo con ideología. Este cálculo, que lo es, no solo le permite a Keiko Fujimori mostrarse como una versión moderada de sí misma sino que le da dos ventajas adicionales:

Por un lado, librarse en términos inmediatos (no para siempre) de personajes que aún considerándola la líder natural, la ven como un rostro transitorio. Y, por otro lado, le otorga una ventaja de cara afuera al mostrarla como la candidata joven que rejuvenece sus filas (la izquierda tiene en este sentido uno de sus peores tropiezos eternos). Si juega estratégicamente puede incluso utilizar esta ventaja para construir un relato de responsabilidad aunque algunos no le creamos. La idea de que la candidata del fujimorismo renuncia a lo peor del pasado de la agrupación le permite, finalmente, no hacer ningún mea culpa ni condenar nada, pero esta movida le lava la cara de manera implícita.

Esto no quiere decir que el terreno esté decidido, pero sí que hay costes que esta agrupación está dispuesta a asumir frente a las elecciones que llegan. No he visto en todas las agrupaciones un atisbo de considerar pagar algunos costes pragmáticos. Que algunos fujimoristas lloren esta decisión no será mucho más que la anécdota de estos días y luego cierran filas. Saben que pasada la campaña tendrán un espacio asegurado aunque no sea en el Congreso.

Todo esto ratifica que para hacerle frente a Fujimori no basta más un discurso contra el pasado porque la respuesta fácil ya la tienen y cualquier discusión basada en argumentos de matices está perdida de antemano. La alternativa debe construirse con una crítica al presente de Fujimori y el fujimorismo. A lo que supone como insulto a la memoria, sí, pero conectándola con lo que esto significa a la hora de construir un país y un proyecto de futuro. Críticas concretas a sus políticas respecto de los temas que a la gente le importan ahora mismo (seguridad ciudadana por enésima vez!!) y, como golpe final, el recuerdo. Golpe final, no el eje del discurso.

Pero para esto la izquierda también debe reinventar, sobre todo, su propia visión del fujimorismo como enemigo. Si no han logrado reinventarse como forma, no sé qué tanto confiar en su capacidad de reinventarse en la estrategia. Sería bueno verlo. Eso es lo responsable.


Escrito por

Laura Arroyo Gárate

Feminista, lingüista, trabajólica y miope. 100% peruana.


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Altoparlante

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