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700 migrantes desaparecidos tras naufragio el domingo en el mar mediterráneo (20 minutos)

Cruda primavera en el Mediterráneo

El naufragio de un barco pesquero en el Mediterráneo el domingo último no se trata de un problema aislado, de una tragedia sin precedentes. Se trata de un problema constante que no encuentra solución, en parte, porque el rostro de los inmigrantes es opacado por otras noticias, invisibilizado por la coyuntura diaria o, peor aún, silenciado por trivialidades.

Publicado: 2015-04-21

Uno de los 28 sobrevivientes del naufragio de un barco pesquero que se encontraba rumbo a las costas italianas y que en la noche del domingo ha dejado un saldo de 700 ahogados en el Mar Mediterráneo, ha narrado los hechos: iban todos hacinados y algunos se encontraban escondidos en los niveles más bajos de la embarcación. Cuando el buque “King Jacob” se acercó hacia la embarcación con el objetivo de socorrerla, los inmigrantes se colocaron todos en el mismo lado de la nave y provocaron su hundimiento. Sus rostros, sus nombres y sus historias no son conocidas. La cifra, sin embargo, constituye una de las mayores tragedias de los últimos años. ¿Se trata de un hecho aislado? ¿Se puede considerar esta tragedia como un evento singular?

Con la mejora del tiempo muchos ciudadanos europeos se permiten iniciar el periodo de “terraza” en los cafetines y bares. Va acabando abril y, con ello, también el frío crudo. La primavera se asoma. Con ella, sin embargo, se inicia también otro proceso mucho más duro. Miles de ciudadanos de diversos países de África inician una travesía que puede costarles la vida. Uno sólo puede imaginar el nivel de desesperación que ha de tener un migrante para salir de su país sin la certeza de saber si llegará a algún puerto. Menos aún, la que impulsa a una madre o un padre a emprender dicho riesgo llevando de la mano a su hijo pequeño.

En el año 2014, más de 3200 hombres, mujeres y niños murieron en el Mar Mediterráneo. En lo que va del 2015 la cifra es de terror: 1650 muertos sin considerar la embarcación que el domingo ha dejado un saldo de aproximadamente 300 náufragos. ¿Qué buscaban? Pisar costas europeas. Todos estos inmigrantes escapaban de una realidad que los empujaba al abismo. La guerra, los campos de refugiados en la cotidianidad, la discriminación, la extrema pobreza, etc. son sólo variables. La premisa es la misma: huir para sobrevivir a una realidad de terror. Lo que constataron, lamentablemente, es que la huida también mata.

No se trata pues, de un problema aislado, de una tragedia sin precedentes, ni de un mal día en el Mar Mediterráneo. Se trata de un problema constante que no encuentra solución, en parte, porque el rostro de los inmigrantes es opacado por otras noticias, invisibilizado por la coyuntura diaria o, peor aún, silenciado por trivialidades. ¿Quiénes eran? ¿Tenían familia? ¿Cuáles eran sus nombres? ¿Cuáles sus historias? El olvido amenaza con volver a cubrir una tragedia que promete repetirse.


UNA MURALLA LLAMADA “FRONTEX”

A la tragedia de los 700 náufragos le anticipa una de 400 desaparecidos ocurrida la semana pasada. Esta, sin embargo, no cobró la notoriedad mediática que correspondía. La suma hace resonar la noticia. No es la “muerte” lo que importa, sino que sean tantas. La pregunta cae sola: ¿quién es responsable?

INMIGRANTES RESCATADOS POR GUARDACOSTAS LIBIOS  (MAHMUD TURKIA - El país)

La Comisión Europea reconoció esta semana que no se encuentra en sus planes lanzar una operación para salvar a los náufragos. Se amparan en la falta de apoyo político y recursos económicos para lanzar un sistema de protección de fronteras europeo que sea capaz de buscar y rescatar. Pero no es la primera vez que la “ineficacia” del sistema se pone en evidencia. Ya en octubre del año 2013, más de 300 personas murieron a puertas de Europa y quedó claro que la política migratoria europea era, por decir lo menos, deficiente. Pese a los compromisos de las autoridades, el 2014 fue el año más “mortífero” para los inmigrantes y este 2015 promete no dar marcha atrás.

Tras la tragedia en octubre del 2013, Italia puso en marcha un operativo independiente llamado “Mare Nostrum” mediante el cual lograron rescatar a 189,741 personas. Durante un período de poco menos de un año, el gobierno italiano solicitó a la Unión Europea apoyo mediante fondos para mantener esta labor de salvamento. La respuesta fue un rotundo no. A cambio, la UE lanzó Tritón, una operación coordinada por la Agencia Europea para la Gestión en las Fronteras (FRONTEX). ¿La diferencia? Mientras “Mare Nostrum” tenía un radio de actuación que alcanzaba la frontera de las aguas internacionales, “Tritón” sólo opera en un radio de 30 millas desde la costa italiana. Pero esto no es lo peor.

La principal diferencia radica en la concepción del objetivo. Mientras que “Mare Nostrum” tenía como objetivo claro el salvamento marítimo FRONTEX se enfoca en impedir las entradas clandestinas. Dicho de otro modo, el objetivo es que los migrantes indocumentados no pisen suelo europeo. ¿Cuántos de ellos portan documentación para ingresar al Viejo Continente? ¿Cuántos de ellos poseen los recursos mínimos para hacerlo? Si pudieran, ¿no sería ilógico que arriesgaran sus vidas en un viaje en embarcaciones precarias y en condiciones infrahumanas?

FRONTEX no tiene un contrapeso que se responsabilice o tome cartas en el asunto del salvamento. La excusa de la agencia es que no hay, en la práctica, suficientes recursos económicos ni humanos, y sobre todo acuerdos políticos. El económico, sin embargo, es un argumento falaz.

Esta agencia aumenta su presupuesto constantemente y dedican millones de euros a tecnología militar de vigilancia, en lugar de destinarlo al salvamento de personas. Su presupuesto anual ha pasado de 5 millones de euros (2004) a más de 80 millones en el 2015. Y España, cuyo presidente se mostró escandalizado con la tragedia en los últimos días, ha destinado en los últimos 5 años un aproximado de 290 millones de euros a sellar las fronteras españolas. El mismo Mariano Rajoy que declaraba a los medios de comunicación que “Ya no valen las palabras, hay que actuar” es actual presidente del país que ha destinado menos de 10 millones a la acogida de refugiados en los últimos 5 años, con lo cual España presenta uno de los índices de desigualdad más altos en la UE, entre lo que destinan a sellar fronteras vs. lo destinado para acoger refugiados. ¿Hipocresía?


UNA PROPUESTA POLÉMICA

En medio de este lamentable escenario ha surgido una propuesta. Un documento de iniciativa italiana ha sido filtrado a algunos medios de comunicación y resulta polémico. El núcleo de la propuesta es la financiación de embarcaciones del norte de África (Túnez y Egipto en concreto) para que estas localicen y rescaten a los migrantes en peligro. De esta manera, la responsabilidad pasaría a las embarcaciones africanas y, además, trasladarían a los migrantes a sus países o, como dice el documento “a sus propios puertos”, con dinero europeo. La UE se quita así la responsabilidad.

Pero la alternativa no termina de convencer ni a todos los países de la UE, ni a los organismos defensores de derechos humanos. Quedan todavía demasiados cabos sueltos. Por ejemplo, ¿cómo puede garantizar la Comisión Europea el cumplimiento de los derechos de las personas detenidas en países fuera de la UE? O, ¿es posible firmar un acuerdo de este tipo con países donde no existe la posibilidad de pedir protección internacional como es el caso de Túnez, según señala la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR)? ¿Es el marco de “externalización de fronteras” una manera efectiva de contribuir con los migrantes o, antes bien, una manera de eliminar responsabilidades y desentenderse de un problema latente?

Pero las pregunta que dicta el sentido común son menos técnicas y responden al sentido común: ¿acaso se logrará evitar realmente que los migrantes sigan arriesgando sus vidas huyendo de sus países? ¿cuántos de estos migrantes se encuentran en condición de riesgo y necesitan contar con protección internacional? ¿Volver a enviarlos a sus “puertos” no implica también una suerte de violación de derechos humanos? ¿Dónde queda la cooperación internacional?

El panorama es desolador, las cifras son elocuentes y la indiferencia extendida en la UE, de terror. No se explica de otro modo que recién con la tragedia del domingo los medios de comunicación reaccionasen y ejercieran presión sobre las autoridades. ¿Cuánto durará esta presión? O, más precisamente ¿cuántas muertes más hacen falta para que otra política migratoria en la UE sea considerada?

Y así, mientras no existen datos que certifiquen que los inmigrantes abusen de los servicios sociales, o que con la “externalización de fronteras” se reduzca la cifra de muertos, o mientras FRONTEX sigue recibiendo mayores cifras presupuestales, o, peor aún, continúe el aumento de popularidad de partidos políticos antiinmigración en diversos países europeos, el Mar Mediterráneo sigue ahí como una gran fosa común donde frente a nuestros ojos mueren miles anualmente. Esta es la primavera que ha llegado a las costas de Europa. Una primavera de luto.



Publicado en La República (WEB)


Escrito por

Laura Arroyo Gárate

Feminista, lingüista, trabajólica y miope. 100% peruana.


Publicado en

Altoparlante

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