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 foto: generacción

Ojo! Las cifras no son mudas

Sobre ese 11% menos de un Castañeda que, aunque no nos guste, sigue fuerte

Publicado: 2015-03-29

Hoy GFK publica una encuesta que a primera vista parece optimista: Luis Castañeda Lossio sufre bajón de aprobación con once puntos porcentuales menos respecto del mes pasado. Es una baja significativa, pero las cifras no son mudas y hay que leerlas con cuidado. 63% de aprobación es una cifra tremenda para lo que Castañeda ha enfrentado y no me refiero únicamente a la avalancha de críticas –justificadas- por el borrado de murales o la cancelación de la reforma de transporte, sino también a escándalos de gran magnitud como fue Comunicore del cual, lamentablemente, pocos se acuerdan. Todavía no descorchemos la botella de champán.

Algunos medios de comunicación (no todos) reaccionaron responsablemente y levantaron noticias como la suspensión de una reforma de transporte, que iba a cambiar el rostro de Lima en el mediano plazo, como un desacierto rotundo. Estos mismos medios hicieron eco durante muchos días del borrado de murales en la ciudad que nos llevó, incluso, a ser una lamentable noticia internacional. Pero el 11% no parece ser una tendencia, sino el resultado concreto de estas denuncias que, me temo, no bastará para hacerle frente a un alcalde que sigue teniendo, aunque no nos guste, un piso contundente.

Veamos las cifras: un 64% de limeños no está de acuerdo con el borrado de murales. Esto parece lógico, pues se ha tratado de un abuso caprichoso contra el arte, y la narrativa mediática o ha sido de silencio o de rechazo. Pero ¿acaso esto significa que ese 64% desaprueba la gestión Castañeda? No. Hay que leer las cifras en un contexto. Veamos otra: el 76% de limeños desea que Castañeda continúe con la reforma del transporte. Esto explica en parte ese 11% menos que tiene de aprobación, pero ojo, hay otra cifra importante en el estudio: un 51% considera que el plan de reforma de transporte de Castañeda es regular. Sólo un 17% considera que es mala y, curiosamente, es el mismo porcentaje que los que consideran que es buena (17%). Una última cifra para aguantar los aplausos: un 65% de limeños considera que Luis Castañeda Lossio SÍ tiene un plan claro para el desarrollo de la ciudad de Lima, lo cual se ratifica con ese 65% de encuestados que señalan que el alcalde sabe cómo resolver los problemas de la ciudad, pero necesita tiempo para hacerlo. No me he inventado nada, todas las cifras están aquí.

Si bien es cierto que un porcentaje de limeños ha agudizado su rechazo hacia el actual alcalde, antes que ver una tendencia, veo un momento en el termómetro social limeño. Me atrevo incluso a decir que antes que los hechos concretos, es el característico silencio de Castañeda el que le ha costado buena parte de estos 11 puntos pues se lee como soberbia y la soberbia no gusta. Lamentablemente, mientras la oposición a la actual gestión se limite a los murales (que no son el tema prioritario de la mayoría de limeños) o a la reforma de transporte iniciada por Villarán (rechazada por un buen contingente de limeños también), el discurso seguirá siendo dirigido a la misma burbuja que probablemente no votó por Castañeda en octubre. En la misma línea, si la “estrategia” del momento es reírse de sus cantinfladas en un evento de Madrid (organizado, por cierto, por la más radical derecha en esta ciudad) y caricaturizarlo, tampoco se logrará un mayor impacto.

No olvidemos que Castañeda ganó sobre todo en sectores populares, superando el 60% en distritos como Puente Piedra, Villa El Salvador y Comas. No olvidemos tampoco, que el costo de la “formalidad” en el caso de la reforma del transporte fue rechazado en estos sectores porque en Lima aproximadamente un 70% vive en y de la informalidad. Dudo que los murales sean una medida que encienda discursos opositores fuertes en estos espacios a los cuales no se debe nunca subestimar (debimos aprenderlo en octubre). Además, en los sectores C y D la aprobación de Castañeda sigue siendo muy alta (68-69%).

No digo esto para deprimirnos en masa, ni tampoco para ensalzar la gestión de Castañeda quien, a mi juicio, es de lo peor que le puede pasar a la ciudad de la que vengo y a la cual regresaré siempre. Sino para ver el panorama con el cuidado que merece porque hace falta una estrategia real de oposición frente a un sujeto que no está desmantelando las medidas iniciadas por Villarán sólo porque le tiene un “rencor escondido”. 

En octubre del año pasado, vimos cómo la derecha jugó un partido doble. El objetivo en las municipales en Lima no fue sólo ganarle a Villarán, sino ganarle con todo, dejarla cuarta, que a la izquierda o a lo más cercano a ella no se le ocurra hacerse nunca más de las riendas de la capital. Castañeda está cumpliendo con la segunda parte del plan: eliminar cualquier iniciativa que recuerde que hubo otra manera, errada muchas veces y con miles de defectos, de gestionar una ciudad que merece más que Comunicores, monocromatismo amarillo, informalidad y privatización en donde se pueda. 

Pero para hacerle frente lo primero es preguntarse: ¿estamos haciéndolo de la mejor manera? Este es el primer paso que la oposición seria debería hacerse. Me uno a abrir ese debate.


Escrito por

Laura Arroyo Gárate

Feminista, lingüista, trabajólica y miope. 100% peruana.


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